La obra de Tenorio permite la lectura; es como si no le bastara con las posibilidades que le ofrecen el color y la composición; necesita algo más.
Y lo añade, lo incluye en su obra. Lo integra perfectamente, de manera lógica pero al tiempo dándole el oportuno resalte.
Y así es posible encontrar un retrato de carta, un viejo sobre, un trozo de periódico, imagen resultante, siempre descriptiva.
Y otra la nacida en la curiosidad, en el no poder evitar la lectura, en seguir lineas y temas que a su vez se integran en la obra. Y así una partitura de música se integra y complementa a una escena urbana.
Todo adquiere un doble sentido en la obra de Tenorio, con el resultado final de una dicción propia.
Lo importante en su pintura es, su subjetividad, ganando pues importancia al trazo, el gesto, la pincelada, el grosor, el colorido, la cmposición matérica y sobre todo, la magistral mezcla que forman el indiscutible componente de sus sobrepuestos efectos del conjunto, demostrando su impulsiva espontaneidad y sus estudiados logros cromáticos espaciales.
Siempre es un placer ver su obra.
J. Llop.