UNA LUZ SENTIMENTAL
Noemí Martín muestra con un ánimo de ambientalidad romántica que al tiempo tiene un talante postimpresionista, muy sugestivo. Con un fuerte acento lumínico de contraluz. El contraste hacia el primer término del foco de la luz trasera, es capaz de crear un aura de misterio y de acceso remoto al posterior término del espacio. Es esa luz cegadora, que provoca y sugestiona por su utopía, la que concede incógnita al contexto y la que hay que saber plasmar con toda su energía y su secreto a un tiempo.
Sus ambientes literarios de desvanes y cafeterías, nos retrotraen a la literatura costumbrista del realismo decimonónico, con toda su fuerza expresiva en la descripción de ambientes y suspicacias visuales, al extremo de conseguir que el entorno sea una escena cargada de expectación.
Los motivos suponen en si mismo un recurso muy literario. Pero lo más atractivo junto con el posibilismo de la luz atmosférica que excita en su contraste muy intenso, es el tratamiento del color muy pensado y establecido, con el equilibrio de masas cromáticas muy “cezanniano”, por una lluvia de veladuras y rasgos.
Es ese ambiente sentimental que mantiene la emoción del romanticismo, con postulado de novela, ubicación fantasiosa (cierto pellizco del “decadentismo”) en el que se siente atrapado el espectador, es, también, la soltura postimpresionista, es la ambientalidad de la fértil gama cromática seducida por una poderosa dicción lumínica…es, en último extremo, la avidez emotiva que denota un joven espíritu apasionado y literario que se cree con entusiasmo todo cuanto pinta.
Antonio Gascó Sidro. Catedrático y doctor en Historia del Arte
Levante, El Mercantil Valenciano, 14 de Marzo de 2008